El oro que hoy ha aumentado el medallero de España no es un oro cualquiera, es una presea que ha hecho historia y ha convertido a Carolina Marín en alguien a quien se recordará siempre. Cuando pasen los años y se mire hacia atrás, se verá que la española fue la primera jugadora no asiática que se proclamó campeona olímpica en bádminton. Y eso no es cualquier cosa.
Carolina Marín llegó a la final con autoridad y sin haber cedido ni un solo set en todo el torneo, pero comenzó perdiendo ante la india Shindu Pusarla, con quien había perdido en 4 de las 6 ocasiones en las que se habían enfrentado. Pero la española no quería conformarse con la medalla de plata y desplegó su mejor juego para culminar una espectacular remontada (19-21, 21-12 y 21-15).
Carolina Marín, campeona olímpica
La nueva campeona olímpica, tras ganar el punto definitivo, se tiró al suelo y comenzó a llorar, lágrimas de felicidad y de saber que pasaría a la historia. Además de por ser la primera jugadora no asiática en ocupar el cajón más alto del podio, es de las pocas que puede presumir de una triple corona muy especial: el oro en Juegos Olímpicos, Campeonato Mundial y Campeonato Europeo.
La onubense nunca ha ocultado que su ídolo es Rafa Nadal, y que en él se fija para mejorar su juego y no dar nunca un punto por perdido. En Londres 2012, Carolina Marín no superó la fase de grupos, por lo que ha demostrado que con trabajo y esfuerzo, en un ciclo olímpico puedes llegar a convertirte en la mejor del mundo. Según sus propias palabras:
Ha sido la preparación más dura de mi vida, había días que incluso acababa los entrenamientos llorando.
El camino ha sido muy duro, pero en vista de las imágenes, Carolina Marín tiene muy claro que ha merecido la pena.