El ciclismo olímpico cuenta con varias disciplinas, siendo el ciclismo de montaña una de ellas, y gracias a que pertenece a los deportes extremos, cada vez goza de una mayor popularidad entre jóvenes y no tanto.
Las rutas de estas competiciones son muy diferentes a las habituales de ciclismo, ya que no solo no se busca que sean lo más lisas posible como en el ciclismo de pista o ruta, sino que justamente todo lo contrario: mientras más difíciles sean, mejor.
Estas pistas son en las mismas montañas o terrenos naturales, lo que hace que sea una disciplina donde los reflejos y la habilidad de lo más importante.
Esta disciplina se incorporó en la edición anterior de los Juegos Olímpicos, realizada en Beijing 2008, y desde entonces ha sido uno de los deportes que mas ha crecido, por lo que se espera que en los Juegos Olímpicos en Londres 2012 sea un verdadero suceso.
Las bicicletas de montaña son diferentes a las tradicionales de pista o ruta, y se busca que sean capaces de poder sortear sin problemas terrenos desparejos, desiguales, accidentados y cambiantes, por lo que se necesitan bicicletas con mas fuerza que velocidad final, ruedas anchas con tacos y cambios para las distintas etapas y necesidades.
El físico de estos ciclistas no está especializado en velocidad ni en resistencia, sino en fuerza y reflejos, además de un entrenamiento psíquico para mantener los reflejos afilados y una velocidad de reacción notable, para poder tomar las decisiones correctas ante los distintos obstáculos.
Es por todo esto que cada vez son mas los deportistas que se inclinan hacia esta disciplina, garantizando un futuro prometedor en los juegos Olímpicos y competencias por venir.