Los uniformes son tema de controversia en el deporte femenino desde tiempos inmemoriales. Actualmente, algunas jugadoras de baloncesto están en pie de guerra por haber visto cómo sus pantalones debían ser más cortos y sus camisetas más estrechas por norma y las boxeadoras consideraron un triunfo la eliminación de la obligatoriedad de la falda en los próximos Juegos Olímpicos de Londres 2012, los primeros en el que competirán en todo el programa.
Recorriendo uno u otro camino, la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) hizo oficial esta semana que después de trece años y tras los Juegos de Sidney, Atenas y Pekín el bikini dejará de ser prenda obligatoria para las jugadoras del voley playa en Londres. Según comentó el propio ente deportivo, la introducción, entre las prendas reglamentarias, de pantalones cortos, camisetas y bañadores de cuerpo entero se debe a «razones culturales y religiosas».
«No intentamos alejarnos de una imagen en particular ni tampoco de los bikinis, solo queremos ampliar las normas para tener la opción de contar con más países», explicaba Richard Baker, portavoz de la federación, que se reunió en Lausana a principios de mes para acordar el cambio de norma, tildada de sexista. En la regla se detallaba que los bikinis debían tener una anchura inferior a los 6 centímetros en la cadera.
Hay que recordar que en los JJOO de este verano, el voley playa disfrutará de una de las mejores localizaciones posibles. En pleno centro de Londres, en medio del triangulo turístico que forman el Big Ben, Buckingham Palace y Trafalgar Square, los partidos tendrán lugar en el patio de Horse Guards Parade, el museo-residencia de la Guardia Real a caballo, muy cerca también del 10 de Downing Street, residencia del primer ministro británico, David Cameron.