Parecía mucho más cerca de la retirada que de otro oro olímpico, su tercer olímpico. En los últimos tres años, el tiempo que va desde su derrota en los Mundiales al aire libre de Berlín 2009 hasta los Mundiales a pista cubierta de Estocolmo de este año, Yelena Isinbayeva no había hecho honor a su título de mejor saltadora de pértiga de todos los tiempos. Mal resultado en Doha 2010 y un año 2011 desastroso que le sirvió para “conocerse a sí misma”. Poco más.
Pero este año ha vuelto y lo ha hecho con todas las de la ley. Lo hizo en febrero en la capital de Suecia, bajo techo, superando el record mundial que ella misma había marcado en Donestk, en 2009 y lo hizo hace una semana logrando el oro en los Mundiales en pista cubierta de Estambul. Superó los 4,70 a la primera y luego pudo con los 4,80. Fue la única. Ya sola en la competición, con el oro al cuello, probó volver a superar su récord pero no pudo.
Su oro en salto de pértiga en Londres parece ahora incuestionable. Ha sido la única deportista capaz de pasar de los 5 metros y, de hecho, con acercarse ya debería ser suficiente. La estadounidense Jennifer Suhr, plata en Pekín 2008 y con una mejor marca de 4,92 metros, Fabiana Murer, oro el año pasado en Daegu (mejor marca: 4,85 metros) y su compatriota Svetlana Feofanova, plata en Atenas 2004 y bronze 2008 (4,88 metros) serán sus rivales.