«Muchos amigos nuestros del deporte se baten el cobre para permanecer en el deporte. Es importante para nosotros. Twitter es nuestra única plataforma». En pleno desarrollo de los JJOO, este mensaje con aires de llamada a la tolerancia, ha sido lanzado por la sprinter americana Sanya Richards-Ross, en el Comité Internacional Olímpico (CIO). Su finalidad: protestar contra la prohibición hecha a los atletas, medios de comunicación, y personal de la organización de promover a sus propios equipos o productos en Facebook, Twitter, o otro tipo de blogs.
Una prohibición que no resultó demasiado incómoda antes del comienzo de los JJOO, pero que comienza a ser un problema para ciertos atletas, de cara a sus sponsors personales. El CIO es bastante claro en este tema: la presencia de personas acreditadas en las redes sociales durante los JJOO está altamente aconsejada, al igual que el hecho de escribir en blogs y twitear las experiencias olímpicas. A condición, por supuesto, de no hacerlo con una finalidad comercial y/o publicitaria.
Se trata de una serie de recomendaciones bastante delicadas, y que se deben aplicar desde un punto de vista jurídico, pero que comienzan a irritar a los principales implicados, que viven el resto del año gracias a sus sponsors, muchas veces distintos de los de los JJOO. Los atletas piensan que la sanción impuesta (multa económica, incluso exclusión de los JJOO) es desproporcionada, e injusta.
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