La vida y el destino no entienden nunca de Campeones Olímpicos y esta misma semana hemos conocido el triste fallecimiento de Mark Lenzi, ganador de la medalla de oro olímpica en salto de trampolín en Barcelona 92.
Mark de 43 años llevaba dos largas semanas ingresado en el hospital bajo observación ya que ingresó con fuertes mareos según informó el periódico «The Free Lance-Star». Pocos datos más se conocen de la muerte de este gran deportista salvo un pequeño detalle que pudo aportar su madre entre lágrimas.
Este saltador estadounidense salto a la fama al proclamarse de manera sorprendente campeón olímpico en Barcelona 92 y 4 años más tarde, tras salir de un temporal retiro, conquistar de manera aún más sorprendente la medalla de bronce lo que sirvió de colofón a su carrera, para retirarse esta vez sí de manera definitiva del deporte de alta competición.
Los saltos de trampolín le dieron una segunda oportunidad de conseguir una medalla olímpica pero parece que la vida se ha querido cebar con él de manera drástica y el que fuera campeón olímpico no pudo superar una baja presión de su sangre según comunicó su propia madre a los medios periodísticos que se agolpaban a la salida del hospital.
Nadie con 43 años se debería de ir de esta vida, pero aún menos se debería de ir alguien que le ha dedicado toda su vida al deporte y seguramente ha pasado grandes sacrificios para poder llegar a ser todo un campeón, un campeón olímpico. Desde este rincón queremos que este pequeño artículo sirva de gran homenaje a todo un campeón olímpico, Mark Lenzi descansa en paz y enseña tu medalla, tu risa y toda tu calidad allá donde estés.
Fuente – Marca.com
Más Información – Punto y final al sueño olímpico de Ian Thorpe