La pregunta es recurrente. ¿Qué hacemos con el Estadio Olímpico después de los Juegos? El Nido, estadio de los JJOO Pekín 2008, sigue vacío, abierto a todo tipo de ideas, a cada cual más disparatada, mientras alberga Supercopas de Italia. El Estadio Olímpico Lluís Companys, al mismo, tan sólo ha vivido, desde 1992, un Europeo de atletismo y los años más negros de la historia reciente del Espanyol. Son un caro estorbo. Londres no quiere que le ocurra lo mismo.
Por eso decidió ceder el Olympic Stadium, en Stratford, al este de la ciudad, a un equipo de fútbol local. Varios clubs se presentaron a la puja, entre los que destacaron el West Ham y el Tottenham, ambos de Premier. Vencieron los primeros y, cuando todo el proceso parecía finiquitado, denuncias del propio Tottenham y del Leyton Orient, club de League One con sede en esa misma zona, lo anularon.
Ahora se empezará de cero pero, según el presidente del Leyton Orient, Barry Hearn, ningún club querrá ahora entrar en la lucha, una vez se ha decidido que la pista de atletismo no se moverá después del verano. “Lo estuvimos revisando, realicé un extenso ‘tour’ por el estadio y cada vez estoy más convencido de que no es un recinto hecho para el fútbol”, anotó ayer a la prensa Hearn, no sin añadir: “Nadie querrá asumir la responsabilidad de haberte construido un estadio mal”.
El estadio, que albergará el Mundial de Atletismo en 2017 (motivo por el cual no se moverá la pista), costó 486 millones de libras esterlinas y su capacidad bajará de 80.000 a 60.000 espectadores después de los Juegos. Los clubes interesados en utilizarlo tras los JJOO tienen tiempo hasta marzo. La decisión llegará dos meses después.