Una de las grandes sorpresas de Río 2016 llegó a última hora de la jornada de ayer con la eliminación de Novak Djokovic, número 1 del tenis mundial y clarísimo candidato a convertirse en campeón olímpico. Su verdugo, Del Potro, necesitó únicamente dos mangas para impedir que el serbio siguiera con opciones de colgarse la medalla de oro al cuello.
Djokovic se marchó de la pista llorando como si fuera un niño al que han robado sus juguetes, ya que decía adiós a uno de los grandes sueños de su carrera y el único gran premio que falta en su palmarés. En Tokio 2020 tendrá ya 33 años, y no es muy probable que con esa edad pueda seguir en la forma necesaria para proclamarse campeón en unos Juegos Olímpicos.
Adiós al sueño olímpico
El número 1 del mundo dice adiós a la cita olímpica tras un partido que perdió con un doble 7-6 y en el que se le notó nervioso desde el principio. Enfrente tenía a Del Potro, un rival que desde luego no es fácil y que siempre se convierte en un problema para cualquier tenista de los grandes, uno de esos rivales incómodos que se crecen con cada punto que consiguen.
No cabe duda de que para el argentino ha sido un paso muy importante en su carrera, muy dañada por las lesiones en los últimos años y que le han impedido mostrar su verdadero potencial. En 2009 comenzó con un calvario que le impidió seguir en lo más alto, estando incluso en ese momento en el 4º puesto mundial gracias a ganar el Open de Estados Unidos.
No hubo revancha
Resulta curioso que es la segunda vez que el argentino priva al serbio de luchar por las medallas, ya que en Londres 2012 fue quien le venció en la lucha por el bronce. De hecho, aquella fue su última victoria ante Djokovic, que se ha visto superado por las expectativas y no ha sido el que hemos visto ganar 7 títulos este año, incluyendo Roland Garros para completar el Grand Slam este año.